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El arte nos enriquece
A mayúscula
Por Eduard Tejada
La economía creativa, definida por John Howkins, comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos.
Las llamadas industrias creativas le dejan a América Latina la nada despreciable cifra de US$174.000 millones al año.
Y contribuyen con 10 millones de empleos, como asegura un informe del Banco Interamericano de Desarrollo titulado «La Economía Naranja».
Ya ubicándonos en República Dominicana hay que decir que existe un gran potencial de desarrollo de las también llamadas “industrial culturales”. El país no sólo está en capacidad de exportar música (como lo hemos hecho con el merengue y la bachata) sino que se puede aprovechar otras formas de arte que contribuirían con su crecimiento económico.
Es el caso de la industria cinematográfica, al menos ya contamos con una ley de Cine con grandes incentivos que ha propiciado que se hagan más producciones tanto nacionales como extranjeras. La gran tarea pendiente del cine dominicano es, a mi juicio, mejorar la escritura de guiones, que son la piedra angular de toda película.
Lo de la mejoría en los guiones va de la mano con la creación de público para el buen cine. Esto significa que hay que hacer que el público sea más exigente y eso implica educar, organizar ciclos de cine clásico, dar a conocer la obra de los grandes directores, entre otras acciones.
Con un público más educado, los cineastas dominicanos se verán obligados a mejorar la calidad de sus trabajos. Mejores películas dominicanas tendrían un mercado mucho más grande, porque podrían ser consumidas en el extranjero, lo que a su vez haría crecer la industria y con ello la generación de empleos en el área.
En futuras entregas, iremos examinando otras manifestaciones del arte que pueden contribuir con la economía del país y abordaremos las posibilidades a nivel local.
Como puede verse, el arte no sólo alimenta el espíritu (lo que considero su principal función) sino que también aporta al desarrollo económico de los pueblos.
*El autor es abogado, escritor y editor (epapelmache@gmail.com)