OPINIÓN
La Sinvergüencería de un Pueblo

Por Carlos T. Martínez
La música tiene un poder increíble de conectar con las personas. Pero es esa misma música que a veces nos pone ante unos fenómenos, sí, fenómenos porque son de esos que no merecen ni siquiera ser llamados artistas o cantantes.
Estos fenómenos suelen envolver a las personas de distintas maneras, ya sea con su «música», escándalos, vulgaridades, bestialidades, regalando dinero y otras cosas más.
Uno de esos fenómenos más recientes es un tal llamado Tekashi, quien, tras hacerse popular en el país por establecer una relación con una urbana criolla, ahora es idolatrado por una comunidad que al parecer carece de muchas cosas, de esas que van más allá del dinero.
De ese joven no conozco su música, no entiendo su estilo, y la verdad es que no me importa. Sin embargo, lo que me dejó perplejo fue el fervoroso apoyo que recibió del pueblo de La Vega, después de un altercado en el que se vio involucrado con ciudadanos de dicha provincia.
Entonces, la población en lugar de solidarizarse con sus propios compueblanos que fueron agredidos y lastimados, presenciamos cómo el pueblo vegano se unió para defender al foráneo Tekashi.
Por lo que yo me pregunto ¿Cómo es posible que una persona, sea quien sea, pueda recibir tal apoyo incondicional después de un acto de violencia? Muchos comentan que hubo mucho menudeo, pero aun así no se concibe como un pueblo puede estar tan cegado.
Esta acción incluso llama a la preocupación de cómo nuestra comunidad puede priorizar la fama y la notoriedad sobre la empatía y la solidaridad hacia sus propios miembros.
Asimismo, nos motiva a reflexionar sobre los valores que están guiando a nuestra gente. Es momento de profundizar sobre cuáles son los modelos a seguir. Además, de educar y cultivar en valores que aporten a convertirnos en una mejor sociedad.